jueves, 11 de julio de 2013

La guía de Proust para despertar cada mañana

 
 
 
El afamado escritor Alain de Botton, que se caracteriza por sus articulados momentos de inspiración, recientemente recordó a Proust. A su vez invocó un hecho que todos pasamos por alto la mayoría del tiempo, y que podría ser el evento más complejo y milagroso de nuestras vidas: quedarnos dormidos y despertar cada mañana.
El proceso en el cual nuestras personalidades se van fragmentando hasta que eventualmente se desintegran; es decir, el proceso en que nos quedamos dormidos, es de hecho un proceso milagroso, nos recuerda Botton. Proust comienza su En busca del tiempo perdido con alrededor de cincuenta páginas que describen cómo una persona va quedándose dormida, y después alrededor de cien cuartillas de esa persona despertando: ese “milagro, la complejidad, el reensamblaje del ser que tiene lugar bajo ese blando lugar común: ‘desperté’”, es algo que tendríamos que hacer más consiente, apunta el filósofo y autor inglés.
La alusión a Proust, el gran mago de los detalles, es una elegante manera de sugerir que, si él dedicó tantas y tantas páginas a los detalles de este maravilloso y cotidiano proceso, para sentirnos vivos no necesitamos más que eso: poner atención al milagro. No necesitamos ir al mar para sentirnos vivos, o escalar una montaña; dormir y despertar cada mañana es la manera adecuada de sentirnos absolutamente vivos. Decir: “Me recosté en la cama y al mirar las cosas con atención, me sentí realmente vivo”.
 

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